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dc.contributor.author | De Camino Beck, Tomás | |
dc.date.accessioned | 2025-05-19T15:52:49Z | |
dc.date.available | 2025-05-19T15:52:49Z | |
dc.date.issued | 2025-04-13 | |
dc.identifier.uri | xmlui/handle/123456789/631 | |
dc.description.abstract | Studio Ghibli ha creado muchísimas de las imágenes indelebles del cine de los últimos 40 años. El estudio de animación japonés liderado por Hayao Miyazaki creó un estilo reconocible de inmediato, gracias a películas como La princesa Mononoke (1997) y Mi vecino Totoro (1988). Desde hace unas semanas, todos nos vestimos de Ghibli digitalmente, gracias a una nueva opción de Chat GPT. La plataforma de inteligencia artificial de Open Al, empresa liderada por Sam Altman, permite reproducir con cualquier estilo cualquier imagen, transformando fotos y referencias o incluso crearlas de cero. Aquello reavivó el debate sobre la ética (y la estética) de estas herramientas, por lo que recurrimos al director de la Escuela de Sistemas Inteligentes de la universidad Cenfotec, Tomás de Camino. —¿Cuál es su postura ante la oleada de imágenes generadas al “estilo de Ghibli”? —Yo tengo una postura algo encontrada. Lo que hizo Open Al fue entrenar un sistema y eso es parte de las capacidades; así como es Ghibli, puede ser cualquier animador o estilo fotográfico. Cualquier noción estilística que haya sido representada en imagen, estos sistemas han sido entrenados con esa información. “Ya Ghibli es algo de cultura popular, y cuando algo se transforma en cultura popular es difícil reclamar autoría. | es_MX |
dc.language.iso | es | es_MX |
dc.publisher | La Nación | es_MX |
dc.subject | Inteligencia Artificial | es_MX |
dc.title | Lo que es de todos ¿no es de nadie? | es_MX |
dc.type | Article | es_MX |